Redes de calor y frío: la clave para la climatización sostenible y eficiente de las ciudades
En la búsqueda continua de soluciones que permitan la climatización sostenible de nuestras ciudades de forma más respetuosa con el medio ambiente, las redes de calor y frío se han convertido en un elemento esencial en la transformación del paisaje energético urbano. ¿Has oído hablar de estas redes que calientan o enfrían edificios en tu ciudad de manera sostenible? ¡Algunas de ellas incluso utilizan agua del río!
Redes de calor y frío: ¿cómo funcionan?
Estas redes suponen un sistema innovador que desempeña un papel crucial en el suministro de calor y frío a edificios de manera eficiente, a través de una red de tuberías interconectadas en áreas urbanas, optimizando el consumo energético y reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, ¿pero cómo lo logran?
- Redes de calor: estos sistemas producen y transportan calor en forma de agua caliente o vapor para calefacción y uso sanitario. La clave de este modelo está en la producción centralizada de calor, que permite el aprovechamiento de energías locales (geotermia, calor residual, biomasa, etc.) y su posterior distribución mediante tuberías a diferentes edificios en la ciudad. Esto permite prescindir de equipos propios de producción en los edificios, logrando así una mayor eficiencia energética y una reducción significativa en el consumo de combustibles fósiles.
- Redes de frío: estas redes distribuyen energía de refrigeración a través de agua fría, permitiendo la climatización sostenible de los edificios de manera centralizada. Algunas redes de frío aprovechan fuentes naturales de agua fresca, como ríos, lagos o incluso el mar, para llevar a cabo el proceso de enfriamiento de manera más sostenible. Esto es especialmente beneficioso en zonas urbanas densas, donde el calor excesivo puede ser un problema.
Diversidad de fuentes energéticas y tecnologías de producción:
Las redes de calor y frío pueden aprovechar una amplia variedad de fuentes energéticas y tecnologías de producción para su funcionamiento:
- Refrigeración gratuita: aprovechando fuentes naturales como el aire, ríos, lagos o el mar para proporcionar enfriamiento eficiente.
- Recuperación de calor: reutilizando el calor residual de procesos industriales, incineración de residuos o centros de datos sostenibles, entre otros.
- Equipos de absorción: producción de frío a partir de calor.
- Almacenamiento estacional: permitiendo el uso del frío invernal en verano y del calor estival en invierno.
- Energías renovables: integración de biomasa, energía geotérmica, solar térmica, biogás e hidrógeno verde.
Este tipo de infraestructuras fomentan el modelo de economía circular propio de las ciudades inteligentes, reutilizando los recursos locales y apostando por un desarrollo sostenible.
Caso de éxito: Red de calor y frío Districlima en Barcelona
Un caso destacado de esta solución en España es la red de calor y frío Districlima en Barcelona, de la que ENGIE España es socio energético. Este proyecto nace como una respuesta inteligente al deseo de la Administración de implantar un nuevo modelo de desarrollo urbano de primer nivel, con un compromiso con la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.
Se trata de una red consolidada de más de 24 km y en continuo crecimiento. En 2022 contaba ya con 167 edificios conectados a la red, abarcando una superficie climatizada de 1.500.000 metros cuadrados. Tan solo en ese año, Districlima ahorró 25.644 toneladas de CO2; el equivalente a retirar de la circulación diaria unos 44.600 vehículos. Este ejemplo pone de manifiesto cómo las redes de calor y frío pueden marcar una diferencia sustancial en la reducción de la huella de carbono de una ciudad y en la climatización sostenible.
Este modelo de climatización resulta más eficiente que las soluciones individuales, como calderas o aires acondicionados, y cuenta con notables beneficios para sus usuarios, permitiéndoles ahorrar en el consumo de energía primaria, eliminar ruidos o vibraciones, minimizar las emisiones de CO2 y reducir costes de mantenimiento.
En definitiva, las redes de calor y frío se presentan como una solución integral para la climatización sostenible de las ciudades en su camino hacia la sostenibilidad energética y la reducción de emisiones. Su capacidad para aprovechar una variedad de fuentes energéticas diversas y promover la economía circular demuestran cómo la innovación en la gestión energética pueden marcar una gran diferencia en la construcción de un futuro más limpio y saludable para nuestras ciudades, como es el caso de Districlima en Barcelona.