Por segundo año consecutivo, ENGIE presenta su hoja de ruta hacia la descarbonización de Europa con vistas a 2050
El martes 12 de noviembre, el Grupo presentó una versión revisada de su escenario de transición energética para Europa de cara a 2050. Europa ha liderado el camino hacia la transición energética, pero ahora debe recuperar su impulso para salvaguardar su soberanía energética y fortalecer su competitividad. ENGIE hace un llamado a la acción ante los riesgos que amenazan las trayectorias energéticas del continente.
Un desafío creciente
Aunque Europa ha logrado avances significativos en la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (una caída anual del 2% entre 2010 y 2020), el escenario presentado por ENGIE en 2024 subraya la necesidad de duplicar este ritmo. Para alcanzar la neutralidad en carbono, las emisiones deberán reducirse un 4% anual hasta 2050.
Este objetivo requerirá una electrificación masiva y el despliegue de todas las herramientas disponibles de descarbonización, incluidas las moléculas verdes. Si bien algunas tecnologías están maduras, otras aún deben acelerar su desarrollo y su implementación a gran escala para lograr los objetivos climáticos.
2024: dos prioridades clave
1. Flexibilidad en el corazón del sistema energético: La transición energética exige un aumento de 5,5 veces en la capacidad de producción renovable y de 4,5 veces en soluciones de flexibilidad para equilibrar oferta y demanda. Esto evitará sobredimensionar la capacidad eléctrica instalada. Las claves incluyen el desarrollo de almacenamiento en baterías, activos hidráulicos y térmicos descarbonizados, así como una gestión eficiente de la demanda mediante electrolizadores, bombas de calor híbridas y vehículos eléctricos.
En 2050, se espera que casi dos tercios de la flexibilidad provengan del lado de la demanda, transformando tanto el sistema energético como los hábitos de consumo.
2. Inversiones significativas, pero sostenibles: La descarbonización requerirá una inversión sustancial en infraestructuras, generación renovable, renovación de edificios y procesos industriales. Estas inversiones serán compensadas gradualmente con el ahorro derivado de la reducción en importaciones de combustibles fósiles, fortaleciendo así la independencia energética de Europa.
En términos netos, el costo de la transición energética representará cerca del 1,8% del PIB entre 2025 y 2030, reduciéndose al 1% hacia 2050. Esto es significativamente inferior al costo estimado de la inacción, que podría alcanzar el 10% del PIB por cada grado adicional de calentamiento global.
Indicadores clave para 2050
- Reducción del 30% en la demanda final de energía.
- Incremento de 5,5 veces en la capacidad renovable.
- Aumento de 7 veces en la demanda de hidrógeno bajo en carbono.
- Dependencia energética reducida en un 65%.
- Coste neto de la descarbonización por debajo del 2% del PIB.
10 medidas para alcanzar los objetivos climáticos de Europa
Transversales:
1. Introducir un precio mínimo del carbono que aumente progresivamente con el tiempo.
2. Optimizar el sistema energético a escala europea, mejorando la integración de los mercados.
Suministro:
3. Eliminar los cuellos de botella regulatorios para el despliegue de energías renovables y facilitar los contratos de compraventa de energía verde trans-europeos (PPAs/CfDs) mediante el acceso a derechos de transmisión transfronterizos a largo plazo.
4. Definir objetivos para los gases descarbonizados exclusivamente en función de su intensidad de carbono.
Demanda:
5. Impulsar la demanda a gran escala de gases renovables y de bajo carbono en sectores de difícil descarbonización.
6. Aprovechar todo el potencial de la recuperación de calor.
7. Focalizar los esfuerzos de renovación en los edificios más ineficientes y en los hogares de bajos ingresos.
Flexibilidad:
8. Valorar tanto la flexibilidad del lado de la demanda como la del lado de la oferta.
Infraestructura:
9. Exigir a los operadores de infraestructuras que anticipen los desarrollos de la red para integrar renovables, sistemas de almacenamiento de energía en baterías (BESS) y proyectos de hidrógeno (H2).
10. Facilitar la inversión de capital privado en infraestructuras energéticas europeas para cubrir la brecha de inversión.
El informe de ENGIE reafirma la urgencia y viabilidad de alcanzar los objetivos climáticos, subrayando que actuar ahora no solo es posible, sino económicamente estratégico para Europa.
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