¿Qué criterios debo tener en cuenta para abordar un plan de descarbonización?
La descarbonización de los procesos de producción, de las administraciones públicas, de las redes de transporte y de los edificios es un tema muy hablado. Este tema interesa a la sociedad civil y a los compradores de energía de las grandes industrias.
Los planes de descarbonización son esenciales para optimizar el consumo energético y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, tanto directas como indirectas. Sin embargo, para que sean efectivos, deben basarse en varios criterios. Integrar estos criterios en los modelos de planificación no siempre es sencillo.
De manera enumerativa, estos son algunos criterios que debemos tener en cuenta para abordar un plan de descarbonización:
- Madurez tecnológica
- Precio de los combustibles
- Precio del CO2
- Inventario de emisiones
- Economía circular
- Susceptibilidad de subvención
- Calidad de los datos
Madurez tecnológica
El coste nivelado de energía (LCOE, por sus siglas en inglés) representa el precio necesario para generar un kWh a lo largo de la vida útil de una instalación. Este valor varía según la fuente energética utilizada y su grado de desarrollo tecnológico.
Cuando una tecnología está en sus primeras etapas y la demanda es alta, el LCOE tiende a disminuir rápidamente. Esto ocurrió con la energía fotovoltaica en sus inicios. Sin embargo, a medida que la tecnología madura, el precio se estabiliza. Un ejemplo reciente es la fotovoltaica, cuyo costo se ha mantenido más estable a pesar de las fluctuaciones en el mercado de los módulos solares.
En este contexto, apostar por una determinada tecnología demasiado pronto, puede hacernos incurrir en una serie de costes extra propios de mercados inmaduros.
Precio de los combustibles
Predecir el futuro con certeza es imposible, pero los planes de descarbonización deben incluir previsiones sobre la evolución de las fuentes de energía. Aunque anticipar el precio de la electricidad o el gas a 5 o 10 años es complicado, sí es posible hacer estimaciones a corto plazo con cierta fiabilidad.
Además, es recomendable someter el modelo a diferentes escenarios de variación de precios para analizar cómo estos cambios afectarían el gasto energético de la instalación.
Precio del CO2
Este es otro factor clave a considerar en el modelo. Muchas empresas están descarbonizando sus matrices energéticas para reducir su exposición al aumento del precio por tonelada de CO₂. La normativa ETS sobre comercio de derechos de emisión sigue evolucionando y todo indica que se expandirá a más sectores en la próxima década.
Sin embargo, sigue siendo incierto hasta dónde llegará esta escalada de precios: ¿80, 90 o más de 100 euros por tonelada? Lo que sí es seguro es que se trata de una variable fundamental en la planificación energética.

Inventario de emisiones
Para elaborar un inventario preciso de CO₂ equivalente (CO₂e) existen varios estándares. Estos incluyen no solo el dióxido de carbono, sino también otros gases de efecto invernadero, como el metano y los refrigerantes. El más utilizado es el GHG Protocol, aunque todos son válidos.
Es importante que el Plan de Descarbonización contenga dicho inventario, tomando estándares internacionales de reconocido prestigio como herramienta para la medición del mismo. Así garantizamos que el Plan de Descarbonización compara correctamente cada tecnología a lo largo del tiempo.
Economía circular
Diseñar el Plan de Descarbonización bajo criterios de economía circular permite maximizar el aprovechamiento de combustibles, calor residual o vapor disponibles en el entorno. Compartir activos de generación térmica entre empresas puede generar economías de escala, mejorando la eficiencia del modelo. Reaprovechar el calor o vapor excedente a través de una red de calor reduce significativamente los costes de generación y optimiza el uso de kWh, evitando su desperdicio.
Por último, considerar procesos de captura y reutilización de CO₂ para la producción de combustibles sintéticos con hidrógeno verde puede ser una opción viable. Aunque actualmente requiere subvenciones, su implementación dependerá de las características técnicas de cada instalación. Un ejemplo de esta tecnología es el proceso Fischer-Tropsch, utilizado para sintetizar combustibles a partir del CO₂ capturado.
Susceptibilidad de subvención
Sin duda, este es uno de los criterios más relevantes hoy en día. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, dentro del marco de ayudas europeas, impulsa inversiones sin precedentes en transformación energética y lucha contra el cambio climático.
Por eso, no sorprende que la obtención de una mayor subvención o financiación sea un factor decisivo al elegir una tecnología en el proceso de descarbonización.
Calidad de los datos
Por último, un Plan de Descarbonización debe abordarse desde una perspectiva técnica, combinando disciplinas como la ingeniería y la consultoría. Evitar generalidades es clave. Es necesario centrarse en las necesidades actuales y futuras de la instalación, analizando los flujos de energía y los procesos de transformación en la planta o edificio.
Para ello, se requieren datos de calidad, obtenidos a lo largo del tiempo, y un modelo robusto capaz de integrar variables clave adaptadas a la realidad. Este modelo debe permitir iteraciones entre generación, demanda, producción, mercados y la cuenta de resultados de la empresa u organización.
El desarrollo de un Plan de Descarbonización para los alcances 1 y 2 (emisiones directas e indirectas) requiere un proceso de cálculo y planificación que integra múltiples variables, tecnologías, mercados y normativas. Es clave asegurar:
✅ Calidad de los datos recopilados.
✅ Expertos adecuados en el análisis del modelo.
✅ Evaluación de variables clave para la estrategia.
✅ Análisis del entorno y de las tecnologías óptimas para reducir emisiones.
Todo esto garantiza que la combinación de tecnologías implementadas sea la más eficiente en términos de reducción de CO₂ y costes operativos.
Autor: Darío Pérez, Head of Carbon Neutral Energy Solutions en ENGIE España